Fritz Perls, creador de la Gestalt
Aprovecho estos días de relax en India para terminar de escribir esta entrada que ya comencé hace casi dos meses o más. Llevar ya un tiempo sin recibir terapia me está ayudando a ver cómo y cuánto me ha ayudado este método para crecer emocionalmente. La terapia Gestalt trabaja muy directamente con las emociones, enseñándonos a reconocerlas, a no rechazarlas, a aceptarlas e integrarlas progresivamente en el cuerpo y la mente.
Mi primera experiencia con la Gestalt fue hace ya unos tres años, en encuentro intensivo grupal de fin de semana con Carlos Velasco, en Yogasala. El trabajo tenía relación con la llegada de la primavera.
Yo no tenía ni idea de lo que era la Gestalt, no investigué nada al respecto, alguien me dijo que estaba "muy bien e interesante" para complementar el trabajo que ya hacía con Yoga y Meditación, así que me apunté... Fue muy fuerte la impresión me dejó. Al terminar el trabajo aquel domingo dije textualmente: "Si lo sé no vengo. Pero ahora que hemos terminado, me alegro de haberlo hecho".
Nada más empezar y presentarme, Carlos me hizo gritar mi nombre en voz alta. De ninguna manera quería yo gritar, aunque finalmente y con su ayuda, lo hice. A partir de ahí todo fue un reconocer estar hasta arriba de porquería mental: creencias, miedos, traumas, complejos, etc... Aquel primer trabajo en grupo me mostró una cara del ser a la que yo no había llegado con el Yoga y la Meditación: el efecto espejo, el trabajo con el terapeuta o/y el grupo. Además de gritar tuve que cantar, hablar en un lenguaje imaginario, hacer muchos ejercicios corporales, con la mirada, meterme en en pantanos interiores míos y de los demás.
Vernos a través de los ojos del otro, de sus palabras, de su perspectiva, trabajar con las emociones, eso es la Gestalt para mi. Es muy útil y directo que una persona preparada o/y el resto del grupo te digan lo que ven que haces, cómo ellos ven que eres desde fuera, sin juzgarte. El ego es escurridizo y se adapta a la situación de maravilla, ciega y manipula a su antojo en su afán de proteger, como si de madre italiana se tratase, las ideas y conceptos sobre una misma.
A aquel taller siguieron algunos más, siempre con Carlos y siempre resultaron muy útiles, a pesar de los remolinos y tormentas que siguieron alguno de ellos.
Comencé a recibir terapia individual el diciembre pasado. Hago balance ahora de estos seis meses y siento que han cambiado cosas. He ganado en sensibilidad, muy a mi pesar en ocasiones, ya que ha sido mucho el tiempo desconectada de ciertas emociones. Ahora puedo entrar mejor en las zonas difíciles de mi vida, voy sintiendo antes cuándo me pasa algo, puedo hablar de las cosas "graves" con menor resistencia y, sobre todo, sobre todo, me conozco mejor y voy sabiendo en qué situaciones estoy aún en pañales.
"Conócete a tí mismo", dicen las filosofías orientales, obsérvate... El Yoga y la Meditación fueron mi balsa de salvación hace ya siete años, son parte de mi vida desde entonces. Son herramientas poderosísimas para sanar y elevar la vibración, ahora bien, cuidar el equilibrio del aspecto solitario de la práctica es importante, me explico: La introspección es saludable en cuanto nos pone en contacto con nuestra verdadera esencia, con lo que realmente somos más allá del cuerpo y la mente. Pero si se utiliza como refugio y única verdad se convierte en una espada de Damocles, especialmente si hablamos de personas como yo, con tendencia a ser reservadas.
Seis meses de Terapia Gestalt individual han dado para una toma de conciencia sobre dónde estoy y qué me pasa y para comenzar a desmontar el chiringuito del "Yo"encarando la situación de una manera más madura.
Hay veces que me cuesta reconocerme, que no quiero conectar con lo que me lleva a hacer las cosas tal y cómo las hago, cuando no me gusta lo que hago, que culpo a otr@s o a mí misma de las circunstancias... Lo he pasado fatal en ocasiones, he pensado muchísimas veces : "¿Y a mí quién me manda meterme aquí?", "¿por qué me meto en estos fregados?", "¿por qué confío en esta persona?". Todo está bien. Ahora, desde el relax que siento estando de vacaciones de nuevo en mi querida India, hago balance y siento que soy un poco más madura, que estoy un poco más entera, que me quiero un poco más y que puedo empatizar más realmente con los demás. Me acuerdo de mi hace casi un año en esta misma Cínica Shashi de medicina Ayurveda donde hice mis prácticas, de qué sentía, de cómo estaba... Ahora estoy mejor conmigo, la Gestalt me ha ayudado enormemente a mirarme mejor, a quererme y a acoger la vida, a las demás personas y a mi misma tal y como somos.
Agradezco profundamente a mi terapeuta su trabajo, su escucha e interés. Admiro el trabajo de todos los terapeutas y personas que como yo, nos atrevemos a sumergirnos en zonas no exploradas y temidas del ser. Recomiendo positivamente el hacer terapia, como herramienta para ser más feliz, vale la pena.
Para concertar una primera entrevista sin coste con Be Pryce puedes llamar al teléfono 648 058 496 o escribir a suryaterapiasintegrativas@gmail.com.
Desde India, con cariño.
Om Shanti.
Isa.
Aprovecho estos días de relax en India para terminar de escribir esta entrada que ya comencé hace casi dos meses o más. Llevar ya un tiempo sin recibir terapia me está ayudando a ver cómo y cuánto me ha ayudado este método para crecer emocionalmente. La terapia Gestalt trabaja muy directamente con las emociones, enseñándonos a reconocerlas, a no rechazarlas, a aceptarlas e integrarlas progresivamente en el cuerpo y la mente.
Mi primera experiencia con la Gestalt fue hace ya unos tres años, en encuentro intensivo grupal de fin de semana con Carlos Velasco, en Yogasala. El trabajo tenía relación con la llegada de la primavera.
Yo no tenía ni idea de lo que era la Gestalt, no investigué nada al respecto, alguien me dijo que estaba "muy bien e interesante" para complementar el trabajo que ya hacía con Yoga y Meditación, así que me apunté... Fue muy fuerte la impresión me dejó. Al terminar el trabajo aquel domingo dije textualmente: "Si lo sé no vengo. Pero ahora que hemos terminado, me alegro de haberlo hecho".
Nada más empezar y presentarme, Carlos me hizo gritar mi nombre en voz alta. De ninguna manera quería yo gritar, aunque finalmente y con su ayuda, lo hice. A partir de ahí todo fue un reconocer estar hasta arriba de porquería mental: creencias, miedos, traumas, complejos, etc... Aquel primer trabajo en grupo me mostró una cara del ser a la que yo no había llegado con el Yoga y la Meditación: el efecto espejo, el trabajo con el terapeuta o/y el grupo. Además de gritar tuve que cantar, hablar en un lenguaje imaginario, hacer muchos ejercicios corporales, con la mirada, meterme en en pantanos interiores míos y de los demás.
Vernos a través de los ojos del otro, de sus palabras, de su perspectiva, trabajar con las emociones, eso es la Gestalt para mi. Es muy útil y directo que una persona preparada o/y el resto del grupo te digan lo que ven que haces, cómo ellos ven que eres desde fuera, sin juzgarte. El ego es escurridizo y se adapta a la situación de maravilla, ciega y manipula a su antojo en su afán de proteger, como si de madre italiana se tratase, las ideas y conceptos sobre una misma.
A aquel taller siguieron algunos más, siempre con Carlos y siempre resultaron muy útiles, a pesar de los remolinos y tormentas que siguieron alguno de ellos.
Comencé a recibir terapia individual el diciembre pasado. Hago balance ahora de estos seis meses y siento que han cambiado cosas. He ganado en sensibilidad, muy a mi pesar en ocasiones, ya que ha sido mucho el tiempo desconectada de ciertas emociones. Ahora puedo entrar mejor en las zonas difíciles de mi vida, voy sintiendo antes cuándo me pasa algo, puedo hablar de las cosas "graves" con menor resistencia y, sobre todo, sobre todo, me conozco mejor y voy sabiendo en qué situaciones estoy aún en pañales.
"Conócete a tí mismo", dicen las filosofías orientales, obsérvate... El Yoga y la Meditación fueron mi balsa de salvación hace ya siete años, son parte de mi vida desde entonces. Son herramientas poderosísimas para sanar y elevar la vibración, ahora bien, cuidar el equilibrio del aspecto solitario de la práctica es importante, me explico: La introspección es saludable en cuanto nos pone en contacto con nuestra verdadera esencia, con lo que realmente somos más allá del cuerpo y la mente. Pero si se utiliza como refugio y única verdad se convierte en una espada de Damocles, especialmente si hablamos de personas como yo, con tendencia a ser reservadas.
Seis meses de Terapia Gestalt individual han dado para una toma de conciencia sobre dónde estoy y qué me pasa y para comenzar a desmontar el chiringuito del "Yo"encarando la situación de una manera más madura.
Hay veces que me cuesta reconocerme, que no quiero conectar con lo que me lleva a hacer las cosas tal y cómo las hago, cuando no me gusta lo que hago, que culpo a otr@s o a mí misma de las circunstancias... Lo he pasado fatal en ocasiones, he pensado muchísimas veces : "¿Y a mí quién me manda meterme aquí?", "¿por qué me meto en estos fregados?", "¿por qué confío en esta persona?". Todo está bien. Ahora, desde el relax que siento estando de vacaciones de nuevo en mi querida India, hago balance y siento que soy un poco más madura, que estoy un poco más entera, que me quiero un poco más y que puedo empatizar más realmente con los demás. Me acuerdo de mi hace casi un año en esta misma Cínica Shashi de medicina Ayurveda donde hice mis prácticas, de qué sentía, de cómo estaba... Ahora estoy mejor conmigo, la Gestalt me ha ayudado enormemente a mirarme mejor, a quererme y a acoger la vida, a las demás personas y a mi misma tal y como somos.
Agradezco profundamente a mi terapeuta su trabajo, su escucha e interés. Admiro el trabajo de todos los terapeutas y personas que como yo, nos atrevemos a sumergirnos en zonas no exploradas y temidas del ser. Recomiendo positivamente el hacer terapia, como herramienta para ser más feliz, vale la pena.
Para concertar una primera entrevista sin coste con Be Pryce puedes llamar al teléfono 648 058 496 o escribir a suryaterapiasintegrativas@gmail.com.
Desde India, con cariño.
Om Shanti.
Isa.
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