A través de los siglos, cada cultura, cada tradición, cada pueblo, ha tenido un hilo común: el poder de canción. La voz cantada es nuestra herramienta más potente de sanación o, si no queremos usar esa palabra, podemos decir que es herramienta de bienestar, de armonía, de energía positiva. Pero, en estos días de soportes musicales de todo tipo, esta herramienta permanece inactiva en la mayoría de nosotr@s. ¿Cuándo fue la última vez que abriste realmente tu garganta con alegría, y cantaste desde el corazón a cielo abierto? Es casi como tener brazos o piernas, y no hacer uso de ellas. Muchas personas tienen la idea de que no pueden o no saben cantar - una idea por lo general implantada en la época más sensible de nuestra vida: nuestra niñez. El resultado es fácil de ver, una resistencia inconsciente a uno de nuestros mayores recursos naturales: crear música por nosotr@s mism@s, con nuestro cuerpo.
En mis talleres de voz, me gusta recordar a la gente que el universo no escucha para comprobar si cantamos a tono, sino para sentir desde dónde cantamos. Cuando cantamos desde el corazón, cantamos sin juicio, y por consiguiente conversamos con lo divino creando un sentimiento profundo de bienestar y alegría. Cuando estamos en un taller de voz o cantando mantras, no me interesa que las personas sean capaces de afinar, eso es lo de menos. Lo importante es que puedan explorar sin miedo los tesoros ocultos en el tubo sonoro que conforma nuestro aparato fonador. Cantar, mantras o cualquier tipo de canción, abre una puerta hacia dentro y a la vez hacia afuera que nos conecta con el mundo desde la alegría y la armonía, y sonamos desde el amor sin apenas esforzarnos, porque la vibración sonora nos conecta, sin darnos cuenta, con nosotr@s mism@s y con todo.
Cantar en grupo es otro de los inmensos beneficios del canto, y muchas veces nos resistimos por, una vez más, sentir que no lo hacemos lo suficientemente bien. Cantar en grupo, ya sean mantras, canciones populares, religiosas o de cualquier tipo, nos infunde serenidad y complicidad con l@s demás, y esa alegría que ya he mencionado más arriba porque, mágica e invariablemente, nos ponemos alegres cuando cantamos.
Por ello, os invito a cantar, a cantar en la ducha, en el coche, en la tienda, en el bus, en las colas, en la playa, a cantar a viva voz o internamente, a jugar con la garganta y con la respiración, a contactar con esa alegría inocente que una vez tuvimos, cuando nos creíamos l@s mejores cantantes del mundo, solo porque disfrutábamos cantando...Cantemos, compartamos, sonriamos, disfrutemos. Como poco, mejorará nuestro humor y, quizás también, nuestra presión arterial. Como decía ese antiguo dicho, "quien canta su mal espanta".
Be Pryce es Terapeuta Gestalt, Terapeuta de la Voz y Cantadora de Mantras. Realiza talleres de Yoga de la Voz, y sesiones individuales de Terapia de Voz. También conduce grupos de Canto de Mantras en Yogasala Málaga y en otros centros amigos. Si quieres más info o concertar una cita, llama o escribe:
648 058 496
suryaterapiasintegrativas@gmail.com
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